El impresionismo fue un estilo pictórico desarrollado al finalizar el siglo XIX y durante los inicios del siglo XX, y que se caracterizó por llevar a cabo investigaciones de orden pictórico en torno a la luz y a la influencia de ésta sobre los objetos representados (que en la mayoría de los casos fueron paisajes).
A nivel general, la pintura impresionista posee las siguientes particularidades:
- Acerca de la pincelada: suele ser veloz y espontánea, normalmente floja y corta. Es evidente como parte de la textura visual de las obras pictóricas.
- Sobre las líneas: normalmente son borrosas, esto es, no se definen con claridad. Los contornos se eliminan.
- Con respecto a la iluminación: se modifica de acuerdo con el modelo representado. Es el foco central de la investigación visual impresionista. Implica no sólo el efecto de la luz sobre los objetos, sino la atmósfera que generan los elementos y el estado propio del aire (lluvia, nubes, niebla, viento, etc.).
- Referente al color: puro. No se genera combinación química de las tonalidades, sino una mezcla óptica directa sobre el bastidor (justificada en la "ley del contraste simultáneo de los colores" del químico francés Michel Eugéne Chevreul).
- En torno a los temas: por su cualidad cambiante el tema abordado por excelencia por los artistas impresionistas fue el paisaje. Sin embargo, también hubo autores que se dedicaron a la representación de la figura humana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario